fotografía: Holger Pooten| JPEG sigue siendo el formato más recomendable para compartir fotos a través de |
| Generalmente, los aprendizajes en fotografía se concentran en el manejo de la luz y el color, la habilidad para realizar composiciones y encuadres o la precisión para capturar un objetivo. Con la tecnología digital, también viene a colación el uso de los diferentes tipos de archivos para guardar y manipular las fotografías. El tamaño y el formato de archivo que se seleccionen deben depender siempre de los recursos disponibles y del fin que se pretenda dar a las fotografías. Por lo general, a mayor cantidad de bytes, mayor información ofrece un archivo sobre una imagen, pero incluso esta regla tiene sus excepciones. Archivos tipo RAW Las extensiones RAW engloban una serie de formatos específicos, generados por diferentes cámaras digitales para guardar sus archivos fotográficos. No suelen ser compatibles entre sí (incluso en cámaras de la misma marca) pero comparten una característica básica: guardan la información prácticamente en bruto. Así, los archivos RAW son una especie de negativos digitales. Su escasa manipulación de la información -directamente tomada de los sensores de la cámara- les convierte en una alternativa sumamente flexible para posteriores retoques y en base de diferentes formatos comprimidos. Formato TIFF Desarrollado como un estándar ante los diferentes formatos de imágenes surgidos durante los años 80, el TIFF se caracteriza por privilegiar la calidad de la imagen sobre el tamaño de los archivos. Convertido a partir de un archivo RAW, o grabado directamente en la cámara, es un archivo listo para ser visualizado o revelado. Debido a los grandes tamaños que demandan, en bytes, suele ser muy poco práctico almacenar archivos TIFF en las memorias internas e incluso en las tarjetas de memoria de las cámaras. Su uso es recomendado para trabajos fotográficos de grandes dimensiones, sobre todo publicitarios, como afiches y vallas. Formato JPEG O simplemente JPG, es seguramente el más conocido de todos. Corrige los puntos débiles de los archivos RAW -la necesidad de manipulaciones posteriores- y TIFF -un tamaño demasiado grande- y, lo más importante, ofrece imágenes suficientemente nítidas como para efectuar revelados de calidad. De uso muy difundido en Internet, los archivos JPEG se caracterizan por contar con un método de compresión graduable. Básicamente, el usuario puede elegir entre cuánto espacio desea ahorrar en sus memorias y con qué calidad de imagen desea guardar finalmente su fotografía. JPEG es el formato más aconsejable para fotografías domésticas. Es fácil de usar, transportar y compartir vía Internet; y llega a alcanzar, revelado en papel, la calidad de una foto convencional. Una advertencia: no abra y guarde repetidas veces la misma imagen, pues la comprimirá una y otra vez, y perderá nitidez. Formatos que se deben evitar Otro formato muy popular en El BMP es un formato de almacenamiento de imágenes desarrollado por Microsoft. Puesto que aplica muy poca o ninguna compresión, los archivos de este tipo, como los TIFF, llegan a ser muy voluminosos. Otro formato, el PNG, cuenta con un eficaz método de compresión, pero aún no se ha convertido en estándar. Por último, el formato PSD desarrollado por Adobe es muy útil para manipular imágenes, pues permite trabajar en diferentes capas con niveles de transparencia. Pero por esta misma característica, recuerde siempre transformarlo a otro formato, como JPG, antes de publicarlo o enviarlo a revelar. |
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